martes, 25 de octubre de 2011

REY DE LA RISA




Le pediré al Rey de la Risa que se pare un momento y me regale un rayo de sus pupilas que envían colores al universo. Solo seré egoísta un instante, solo un sueño, para volver a cazar al aire el sonido estridente de mi aleteo de cuerdas vocales, que a veces eran de tono intenso, convirtiendo a mis ojillos en puntos negros, que casi quedaban ocultos por las arrugas del reír y reír contento.


Se me borró la risa del menú de cada día, quedando tan solo en menú de sueños, y recuerdo con celosía cuando siempre había un motivo u otro para sonreír y dar besos: a la vida, a la historia, a quienes estaban cerca o lejos.. pero cercanos en corazón. Ahora me falta incluso eso. Extender las alas del ánimo y colorear vocablos al viento. Son hoy menos cálidos porque de aquí dentro salen fríos de la soledad de tenerlos y no compartir.


Sólo quise regalar mi tiempo, tan solo esperé repartir sentimientos internos y hacerlos de risa más intensa y no perderlos. Quizá el camino fue erróneo, tal vez no fue certera la elección. Cuando se compartían risas “a medias”, como amigos, nos reíamos mejor. Hoy me pregunto “hace cuanto” no hacemos el amor, hace cuanto no se refleja la alegría en mis ojos, hace cuanto no hablamos de silencio y de ilusión.


Quizá el Rey de la Risa me haga pasar sólo un rato y luego vuelva a verlo todo igual pero necesito esa mandíbula batiente que desafiaba incluso a la gravedad, para vivir de nuevo suspendida entre nubes de terciopelo dejándome un rato soñar en que no es tan difícil compaginar la vida de cada uno y los besos… y de tanto en cuanto… soñar.


 Que las risas y los sueños son gratis y no tienen fecha de caducidad. No puedo permitir que se muera mi risa aquí dentro, necesita oxigenarse y volar.


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