martes, 17 de enero de 2012

hombre y mujeres




Sopa, camarero, dos tazas.


La ilusión humana, o quizá la falta de aceptación de la soledad, o simplemente esa necesidad de contacto piel a piel, a pesar de los ayeres, amén de todos los episodios vividos, cuando aparece el espejismo, cuando un Oasis se avista difuminado en la lejanía, corremos sedientos a él, olvidando cada paso que hemos dado y sin recordar que vivimos en otros vergeles hasta que se secaron.


Como la vida misma.... dos tazas otra vez.


Los hombres buscan amantes ocasionales ,y las mujeres amantes excepcionales



Elisa buscaba con desesperación en las páginas especializadas en contactos y amistad. La razón que le impulsaba era la búsqueda del amor por Internet. Eso pensaba. Día sí, día también entraba en foros, chats, perfiles con la esperanza de encontrar a alguien que le diera la estabilidad perdida hacía un año, olvidando que su infierno duró diez, y que le reconstruyera el mundo de seguridades que había perdido injustamente por una traición que jamás olvidará. Pero tenía miedo de dar la cara. Los años no pasan en balde, razonaba, más aún si había tenido tres hijos. En su mente se repetía una frase: La vida se acaba para una mujer cuando cumple cuarenta y está sola. ¿Y si solo quiere sexo?, se preguntaba cada vez que leía un perfil masculino. Las fotografías de chicas eran la referencia y primer filtro para eliminar candidaturas; la belleza y la estatura, los siguientes. Puntos a favor: que tuviera educación y cultura, dando por hecho que son suficientes referencias para distinguir un patán de un hombre que, seguro, la respetará.

José estaba resentido y dañado por el fracaso cantado de su matrimonio. Un trabajo de ejecutivo comercial con grandes ingresos, un piso céntrico, una casa en la costa, dos niños, dos coches y una moto, colegios concertados, fines de semana en la nieve y una semanita en Menorca todos los veranos, su tren eléctrico, su perro pastor alemán… su vida perfecta se vio truncada por una infidelidad con una compañera de trabajo por la que perdió la cabeza y que luego resulto ser un espejismo del amor, una pasión con fecha de caducidad. Y luego llegó el despecho. Ahora que se acerca a los 50 quiere recuperar su juventud perdida por una dedicación no recompensada. En su mente solo hay espacio para un mensaje: Tiene que acostarse con todas las mujeres que se cruce. Todo vale en el juego, en la caza…, pero mañana, hoy no está para hostias.

------ ooo ------

Desde la pantalla del lento ordenador de Elisa llega un rayo que la hace vibrar. “Hola, he visto tu foto y parece como si te conociera, tu sonrisa me gusta mucho”,  lee con incredulidad en la página de su avatar y, tras superar el impacto, escribe inmediatamente: “Gracias, pero no creo que nos conozcamos de nada.”

En el minúsculo notebook de José el silencio y la quietud de su fotografía en el perfil que ha construido en la página web nada hacen sospechar de la descarga de energía que va a recibir cuando con el puntero selecciona “actualizar” en el explorador. La frase de Elisa llega con ruidosa sorpresa y provocan en el la mayor aparatosidad y torpeza posible, todo se le cae, le tiemblan las manos.  -¿Qué debo escribir? Malditas teclas, tan pequeñas, jodidos ordenadores…, grita en su mente. Y reacciona: -“No sé porque lo he escrito pero me ha parecido así, que te conocía…”

Y Elisa recibe su segundo y excitante impacto del día…-”Quizá nos hemos visto en el bar en el que a veces voy con una amiga y que promueve para conocerse esta página, pero me parece que no”.

-¿Qué bar?, teclea José.

….

….
….

….

Las doce y media… el tiempo no existe pero las pesadas pestañas señalan, con su caída insistente, que es la hora de ir a dormir…

Se despiden una y otra vez…. Y otra…, y otra…, y otra…
y otra...

2 comentarios:

  1. ++++++++++++++++++++++
    Escribes de maravilla, Yolanda. BN

    ResponderEliminar
  2. muchas gracias Enrique, pero sepas que Augus no opina lo mismo, jajajajaja

    ResponderEliminar