viernes, 27 de enero de 2012

Anhelos




No te ha pasado que hay días en los que esperas una muestra, pequeña, ínfima, de que tus anhelos son compartidos?


A mí me pasa, nunca tengo respuesta, pero cuando llega ese día, vuelvo a tirarme a la piscina, y bajo hasta el fondo hasta agotarse el oxígeno de mis pulmones, y pego la patada en el suelo, para regresar y respirar.


Y pienso que aún no llegué a la profundidad necesaria, y que el agua debería resbalar más en mi piel, que quizá nunca consiga nadar en el mar adecuado y hacer las prácticas en la piscina, no conseguirá que tenga más capacidad pulmonar.


A veces, cuando creo que va a llegar el día, intento estar preparada para un resfriado. o para el olvido de la toalla, el bañador o el mal tiempo, pero es difícil, y mientras oigo el balanceo del agua, y me deslumbra la luz que emerge de ella, a pesar de saber que estará helada y me cortará la respiración, que me dolerá la piel y asomaran las lágrimas una vez más, me lanzo al agua.


Nado sola, no hay corriente, sólo mis brazos que se acompasan con los pies, mientras hundo la cabeza en el agua y respiro con sintonía, y cuando miro al final, sueño con que estará esperando para darme la mano, pero en realidad, no hay nadie más.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado, son como lágrimas esparcidas en un desierto imaginario. La persona que pueda escribir así es difícil esperar a que deba nadar sola. Hay mucha belleza en esos anhelos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Enrique, es un gran piropo.

    ResponderEliminar