miércoles, 21 de marzo de 2012

Amar...






Amar es viajar sin miedo a volar;  Es tomar un billete sin retorno al país de los sueños, la ilusión y la esperanza.


Es residir un lugar de ensueño, donde  nuestros deseos se alzan más allá de la realidad; Pasear por jardines de sensaciones inolvidables, donde te olvidas ser un adulto y buceas cual Peter Pan en un paraíso de ensueño del que no quieres huir "nunca jamás".


Aunque en ese nunca jamás, nada sea igual siempre...como quizás tampoco ese viaje lo sea para "siempre".


El amor evoluciona, y así debe ser, y  fuerte y duro para que resista un otoño con la caída de las hojas vividas y que van cubriendo el camino; al duro y frío invierno , que nos llevan a adorar calideces de otros brazos. A la primavera eterna de mariposas y aromas, que hacen renacer pasiones y florecer sentimientos haciendo de ese amor duradero, como las horas de sol en el mes de Abril. Y la pasión del verano, que nos hace sudar por cada poro  el deseo carnal y purificar los sentimientos, poniendo un año entero estacional y convirtiéndolo año a año en capacidad de amar.


Se  debe renovarse, día a día, cimentar, fraguar, ser fiel con nuestros deseos...pero también con nuestros pensamientos. Debe no defraudar a la ilusión, ni al compromiso propio.


Es mezclar la inocencia de la niñez con la pasión de un adulto...Es vivir en " el país de las maravillas" una "historia interminable" para un "nunca jamás" con el apetito sexual de " un tango en París".


 ¿Que sería del amor sin París?.Hace un tiempo que me siento Peter Pan, con un billete que me lleva a la capital de este país, la ciudad de la luz, cuna del amor.


Y tengo miedo. Miedo a que sea un retorno a "cien años de soledad", a que no sea "café para dos", a quedarme escondida "entre dos aguas" y no me susurren el "only you", al refrán de "el amor tiene razones que la razón desconoce"; En realidad, tengo miedo del viaje de regreso al pasado.

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