viernes, 9 de marzo de 2012

pecados capitales





Las bocas, las manos, los cuerpos se buscan, se esconden, se atan, se dibujan, se arañan… se intercambian miradas, palabras, susurros, gemidos, gritos… DESEO.


Pero el deseo a veces, unas pocas veces por fortuna o por desgracia, se transforma… pecados capitales que desatan lo poco de racional que nos queda en esos momentos.


Un campo de batalla de sábanas da para mucho. Velas, buena música, un contrario interesante, tiempo, pasión… tierra de nadie le llamaban los que sabían. 


Sí, atraviesa la frontera del deseo, de la pasión y entra conmigo.


 Hazte peregrino en el principio de este viaje de pecados que comienza en LA LUJURIA. Una lujuria animal, instintiva, vieja como nuestra raza, que sirve de antesala al viaje de los pecados capitales… vienes?


Buscaremos sentir lo que siente el alma que comparte con nosotros el cuerpo a cuerpo. Explorar su placer, sentir su deseo… bebernos su extasis, robándoselo, envidiosos de lo que no conocemos… bienvenidos a LA ENVIDIA.


Saborearemos su cuerpo, su esencia, el sabor y el olor a sexo en cada rincón, cada pliegue de su piel, con ansia. Demos rienda suelta a LA GULA. Paladear en un después silencioso cada recuerdo.


Van tres quedan cuatro. Son siete. Te atreves?


Dejaremos que hagan, que nos guíen, que nos den. Abajo siempre, dejando trabajar, dejando que nos den placer por placer. Vagos impenitentes, deseosos de más… LA PEREZA del que sabe hacerse esperar. Perezosos para gozar del placer de sentirse entregado.


Cuanto más placer tengamos, cuanto más nos entreguemos en el viaje más desearemos, no tendremos bastante y buscaremos más… con LA AVARICIA. Avaros del placer de la carne contra la carne, de un cuerpo que nos dé lo que le pidamos y que nos ofrezca todo… sin pedir nada.


Cinco de siete. Quedan dos… como estás? Vienes?


Haremos todo lo que queramos con el alma que tenemos al lado, sabiendo que podemos dar tanto como negamos. Sin la obligación de enseñar nada, solo de saber tomar.LA SOBERBIA del que se sabe ganador de antemano en la batalla. Soberbios de placer.


Y al final, cuando termines el viaje, podrás gritar, patear, arañar, buscar más, desear tanto como has tenido… LA IRA. La ira que te lleva a buscar de nuevo una puerta abierta a sensaciones que antes… no conocías.


Es solo un viajes con siete paradas. Siete estaciones. Siete momentos que si los vives, no olvidarás. Yo busco de nuevo. Tengo la suerte de haberlo tenido.


Ya habrá tiempo de pedir perdón por pecar de deseo.


Lo interesante es... quieres pecar?

2 comentarios:

  1. Uf, que miedo, aunque, bien pensado, hasta puedes decir: Qué envidia. Felices deseos, yolanda, magnífico artículo.

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  2. Sabes Enrique?, estoy segura de que todo tiene su tiempo, pero yo me salté la época que tocaba. Gracias!

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