LAT

Hablando con una amiga hoy, evocando la serie “Sexo en New York”, sobre nuestro tema favorito, hombres que no sexo, coincidimos en la realidad que nos acompaña a las divorciadas.

Cierto es que las mujeres que hemos pasado por uno  o más infiernos, dudamos de que exista siquiera el purgatorio, así que el  Paraíso  es una  pura utopía. Y que no sabemos qué queremos, pero tenemos muy claro qué no volveremos a repetir.

En mi  caso, después de quince años viviendo únicamente con mi compañera de vida, no he tenido oportunidades. Dicen los que me quieren cuando me quejo de “no ligar”, que es imposible atravesar el muro impuesto y más difícil salir vivo después de una de mis borderías con las uñas afiladas. Bobadas. El que lo intentó sigue vivo y sin heridas, la que se quedó sin alas para volar durante tiempo fui yo, otra vez.

A lo que iba, mi amiga y yo, sentadas delante de un plato de pato pekín delicioso, me cuenta que ahora se estila el LAT, siglas de  'Living apart together', que hasta para eso del amor, hay que hablar inglés. En palabras más acorde a nuestro idioma, “relación seria con alguien pero cada uno en su casa”. Olé!!, hay que entenderlo bien, que aquí el que no corre, vuela, y enseguida se convierte una buena idea, en otra vez, tener sexo gratis y sin complicaciones.

No. LAT, es lo ideal tanto para el hombre como para la mujer, lo bueno de una relación estable y de conocimiento de ambas personas, salir, reír, compartir, cenar juntos o comer juntos, tener ese cómplice para ir de viaje y hablar, tener sexo y disfrutar de los cuerpos… y cuando ya te aburres o se aburre, cuando ya no hay tema para hablar ese día, o se regresó del viaje, o se tuvo tanto sexo que ya duele uno más… cada mochuelo a su olivo!!!!!!

Yo, le decía a mi amiga, que eso está muy bien para los anglosajones, que son más fríos, pero que aquí que vivimos a golpe de pasión y posesión y no creo que funcionara.

Pues parece ser que sí, que funciona en España más de lo que parece, eso de ser par y vivir impar, y además ser  fiel a la pareja.

Me contaba que una amiga suya, después de una relación bastante traumática y una separación más que dolorosa, no quería volver a tener una pareja en casa. Eso lo comprendo perfectamente, yo después de pasar 20 años amargada con uno y 15 de feliz soledad, me cuesta plantearme convivir con nadie. Posiblemente es más el miedo de lo vivido, me digo, porque sigo sin saber qué quiero, pero tengo claro qué no quiero vivir de nuevo. Y lleva ahora, la amiga suya, viviendo una relación así dos años, y feliz, cada uno sale con amigos juntos o separados, y viven en casas diferentes, pero se respetan como pareja y no se queman con la convivencia… quién tiene el mando a distancia, quién pone la colada o quién hace la cena.

Con el sistema LAT, los pequeños roces diarios de la convivencia te los saltas, y el mando es lo de menos, porque seguramente los días de estar juntos, lo que menos se ve es televisión!!!

Pero me pregunta mi amiga, si eso no será miedo al compromiso, y yo lo pienso un momento, y a la vez que le respondo me contesto. No, creo que una relación así tiene  mucho más compromiso, porque están los dos convencidos de que quieren una relación con la otra persona, pero quieren a la vez,  no matar el amor de tanto usarlo, como diría la Jurado.

El eterno noviazgo, que se llamaría aquí, E.T, claro, ahora entiendo que las siglas, las pongan más los ingleses, que aquí suena a marciano y no es serio.

Qué lio más grande las segundas relaciones, ¿no?. Hemos sido capaces de llegar a la Luna, y seguimos siendo incapaces de convivir entre nosotros. Al final va a tener razón Darwin, y somos más simios de lo que pensamos.