martes, 21 de febrero de 2012

La caja



Me encontré paseando por la calle, una de esas nuevas tiendas de galletas, golosa que es una, no pude resistir el entrar y curiosear.

Miles de dulces galletas de todos los colores y sabores, haciendo castillos y montañas, de diferentes formas con caramelo por encima, azucares, mermeladas... deliciosas.

Sin embargo, lo que más me llamó la atención, fueron las cajitas.

Cuando era pequeña, mi madre, tenía una caja que rellenaba una y otra vez con galletas, madalenas, o bollería; Esa caja era mágica, porque siempre que salía de su escondite. se nos abría bocas y ojos a todos los hermanos. Daba igual que fueran galletas "María", sabían mejor si salían de la caja decorada con motivos que aún recuerdo. Una niña comiendo gatetitas, con los mofletes regordetes y dos coletas con lazos rojos.

Cuando tuve mi propia casa, me compré varías cajas, pero no era "la caja", y acabaron llenas de fotos, de cartas que me enviaron, de postales de diferentes ciudades del mundo, de bolígrafos y de recuerdos.

Tengo un montón de ellas, todas llenas de cosas que quizá hace mucho debí tirar, pero que si guardé significa que me transportará el recuerdo a otra época, a otros años que buenos o malos, tuvieron ese momento para que acabaran en el mini baúl.

Pero hoy, después de nisecuantosaños....hay estaba, era la misma pero diferente, no era redonda y con la tapa con un pomo redondo que la abría, la de hoy era cuadrada, pero era la misma niña, el mismo color dorado envejecido, esas coletitas que le hacen la cara más infantil y los mofletes colorados.

Se me olvidó llenarla con las dulces tentaciones que habían en la tienda, sólo tenía ojos para la caja de mi niñez, y sin resistirme, pasé por caja y me llevé de la tienda...una caja de latón.

Y ahora la sigo mirando, y convirtiéndome en la niña que abría los ojos y la boca, esperando el merecido premio del contenido... sólo que está vacía, pero me da igual... soy feliz con mi hallazgo.


1 comentario:

  1. Parece extraído, "tu bonito cuento" de un paisaje común, Yolanda. Yo tengo la casa, los despachos y los trasteros, llenos de cajitas de todo tipo. Son una delicia y una forma de recordar algo que ya no somos capaces de hacer.
    Un abrazo.
    Ah, si tienes tiempo, pásate este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=-YtayNbtA_I&feature=youtu.be

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