miércoles, 1 de febrero de 2012

24 horas




Cada mañana abre de nuevo la ilusión, José se pone su bata y empieza a trastear en la pequeña tienda en la que vió crecer a sus hijos; Coloca mercancía, limpia estanterías y se hace un café el primero de la mañana.


A mediodia, pasará uno de sus hijos a traerle un "tupper", que comerá calentando antes en el "micro", y si le dejan los clientes, que no siempre es posible, comerá sentado, o como casi cada día, al principio templado y al final frío, se tomará otro café y verá pasar la tarde sin pena ni gloría, porque sólo se acumula personal a la hora de cerrar.


Hoy lee en el periódico, la gran idea del Gobierno, y mira su tienda y no piensa,¿para qué?. Recuerda cuando unos años atrás, por aquellos 90, le pusieron un SEVEN7, abierto las 24h y él se asustó pensando que nadie querría ir ya a su colmado, pero no fue así, dos años más tarde, el que cerró fue el nuevo.


Y José piensa que, ¿quién quiere ir hacer la compra a las 4 de la madrugada?, y lo normal sería que nadie, pero tampoco es cierto, pues hay mucho personal que trabaja de noche,  e insomnes como yo...




Los que se relamen los bigotes, son los grandes centros comerciales, que estaban ya pensando que Paquita y Loli, deberían de tomarse unas vacaciones pagadas en el Imen, hasta que llegue el verano y con el espabile de los veraneantes volverlas a contratar... ahora les propondrán la gran suerte que ha tenido, que podrán tener un horario de 12 de la noche a las 8 de la mañana, eso sí, se espera de ellas que las cifras de ventas sean tales o cuales para compensar el gran esfuerzo de la empresa, o sintiéndolo mucho, no recibirán la parte de comisiones que se estipulan en el contrato, qué alegría que alborozo!!.


Rufino, un delincuente del tres al cuarto, que conoce todas las comisarias y juzgados, y trata de tú al juez de guardia de turno, se frota las manos, unos cuantos comerciantes bobos intentarán plantar cara a los grandes, y el estará allí, esperando que el sueño los venza y la caja esté al menos con 50 euros, y nadie en la calle, todos en casa calientes y durmiendo, o en los grandes almacenes.

Carmen, que pensó que poner un pequeño negocio con un alquiler altísimo dentro de un centro comercial, haría más seguro su negocio por la afluencia de personal, con una dependienta a sueldo, sobrevive a duras penas, hay meses que la empleada gana más que ella, y ahora le da vueltas a cómo afrontar el nuevo reto, si contrata a otra persona, le obliga a ella a tener jornadas más largas, hay que hacer cajas y cambios de productos y precios, hay que enseñar a la nueva y darle más ilusión a la de siempre, que se ha acomodado y ya no lucha tanto una pequeña comisión de venta... y piensa qué pasará si sus beneficios se marchan con las 2 empleadas y el alquiler, y el IVA y el venía, el impuesto sociedades y la renta, el IRPF y los módulos que los parió...y pone un cartel de traspaso, que sabe se lo tendrá que comer, porque hoy, hay locales a cientos esperando dueño sin pagar al anterior su esfuerzo.


Y mientras unos se relamen sus bigotes, y otros hacen harapos sus vestiduras para poder seguir sobreviviendo, nuestros gobernantes, juegan con las piezas del ajedrez humano y deciden sin pensarlo mucho, como sacrificar a los peones para proteger su torre.



3 comentarios:

  1. Veraz y cruda foto del comercio chico, Yolanda. MB

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  2. Lamentable Enrique el juego que se están llevando cuatro que deberían volver a la universidad,... ¿porqué tenemos políticos universitarios verdad?

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  3. ¿Tú crees, Yolanda? En cualquier caso, solo son políticos

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