miércoles, 1 de febrero de 2012

Diva










Diva.Como ella sola.

No sale a la calle sin haber pasado por la ducha, el cabello perfecto, la piel divina. Maquillada sin excesos. Su perfume. Disfruta.

Viste de negro. Es su color. Su fondo de armario es el que tiene que ser. Ni una prenda sin una utilidad concreta. Le encantan los tacones, las botas y los zapatos con punta infinita.

Nadie sabe lo que piensa en realidad porque es muchas en una sola, pero ella misma siempre. Su boca sonríe en un mohín coqueto, su mirada se clava. Observadora.

Es fría como el hielo. Pero por dentro lleva un mundo que arde. Su humor es ácido, incisiva, divertida, mordaz. Se explaya en sus emociones, profundas como esos mares helados que a veces calienta con su veneno.

Es una diva. Puta en la cama. Señora en la calle. Hembra.

La música la transporta. Canta a solas, baila con el aire mientras imagina sombras en la pared.

Camina erguida, orgullosa de su porte. Se conoce muy bien. Sus pasos son largos, seguros, felinos. Divina como ella sola.

Quiere y se deja querer, libre como el viento. Va y viene, pero su presencia permanece. Está ahí siempre.

No tiene edad. Evoluciona con el paso de los días, pero conserva su juventud en un frasco invisible, bajo siete llaves. Siete candados.

Algún día aprenderá a contar estrellas, de momento las mira de reojo para no deslumbrarse. Prefiere ver la luna.

La diva. La vida.

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