miércoles, 14 de diciembre de 2011

Amor en la 3ª edad




Hoy  al regreso del trabajo, no miré el tren al que me subí, y la consecuencia  imposible llegar a mi destino; Me maldije durante unos minutos, después de ver pasar mi estación de largo, y bajé en la siguiente, sin pensar si iba a coger un tren de regreso o cualquier otro transporte que me llevara a casa.

La estación estaba delante de un parque, y mi agotamiento mental me indujo a tomar cinco minutos de tiempo, replantearme la situación y decidir el camino más adecuado, todo ello, mientras saboreaba un cigarrillo mentolado.

Me senté en el banco que estaba desocupado, delante de otro que disfrutaban una pareja de ancianos, instintivamente observé.

Ella era delgada, con un especial brillo en los ojos, vestida con elegancia para una señora de pelo cano, perfectamente peinado y limpio, y debajo de las arrugas se adivinaba esa belleza que tuvo y retuvo de juventud.

El tenía una mirada perdida, inocente, transparente, llevaba sombrero y bufanda abierta, sus manos se apoyaban en un bastón, los años también se portaron bien con él y se adivinaba un joven muy apuesto.

La anciana le miró, estaban conversando supongo sobre el tiempo y la hora, y ella en un momento, con ese cariño que adivinas a través de sus movimientos, se acercó más a él, y empezó a anudarle la bufanda, le dio una vuelta y enlazó a forma de corbata, alisándole las puntas al finalizar; El le agradeció el gesto poniendo su mano encima de la de ella, y ella acercó sus labios al rostro y le besó.

Mientras admiraba la escena, me invadió un sentimiento de envidia, yo no tendré la suerte de  disfrutar a esa edad de la compañía de alguien a quién demostrar admiración, respeto y cariño, pronto cambié ese sentimiento a ternura y se me cristalizaron los ojos con lágrimas que amenazaban con caer.

En ese momento, la anciana envió su mirada a mi banco, y me sonrió e instintivamente, me levanté y me dirigí a ellos, dándoles la enhorabuena por demostrar que el amor dura a veces a pesar de los momentos difíciles que todos pasamos en nuestra vida.

Ella me sonrió, y me hizo una confesión que me dejó pensativa para el resto del día.
“Somos pareja de segundas, bonita, nos conocimos hace 8 años en la residencia de ancianos, ambos veníamos de matrimonios largos y llenos como dices tú, de momentos muy difíciles, hasta enviudar; Pero la vida nos recompensó con encontrarnos y volver a creer en el amor, en ese cariño que no puedes dar cuando tus hijos son pequeños, el trabajo es de sol a sol y las comodidades escasean.

Nos casamos 6 meses después de conocernos y hasta hoy tenemos el mundo entero para nosotros, sin tener que pensar en los demás, sólo yo para él y él para mí, nuestros hijos creyeron que era una locura, hasta nos recriminaron nuestra edad y se atrevieron a tratar el teman del sexo; Pero ahora se alegran por no tener que pasar más tiempo con nosotros, y Tomás y yo, compartimos nuestra soledad y la transformamos en cariño”.

Cinco minutos más tarde, había decidido ir andando hasta casa, con el recuerdo de la anciana, anudándole la bufanda, y mientras daba ese largo paseo, no pude reprimir las lágrimas.

2 comentarios:

  1. Las segundas oportunidades en el amor adulto es siempre comparable al de la adolescencia

    Cuando dos personas se encuentran sin tener que asumir responsabilidades familiares, economicas y sociales, vuelven a abrir su corazon con la misma limpieza.

    Todos deberiamos darnos las oportunidades que fueran necesarias para vivirlo las veces que ocurra e independientemente de la edad que se tenga.

    El hombres esta creado para vivir en compañia.

    Cada dia me gustas mas

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  2. Uhmmm, supongo que al decir el hombre, te refieres al ser humano, ¿ o la mujer está creada para otra cosa?.
    Anteponer las responsabilidades familiares al amor... no voy a entrar en el tema, cada cúal tiene el suyo y yo respeto todos, otra cosa es mi opinión personal que desde luego no se asemeja en nada.
    No entiendo tu última frase, debo tomarlo por que te gusta como escribo, ¿no?

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