lunes, 19 de diciembre de 2011

Marea




Ella está sentada mirando al mar.

Hoy ha visto, desde lejos, a dos amantes que paseaban de la mano.

Las miradas que intercambiaban la han dejado rota. Ella está sola, y mira al mar.

Recuerda cuando otra mano le tomaba la suya, aquel día que cruzaban juntos las calles, a la carrera, bajo la lluvia.

Hoy también llueve y el viento es helado. Pero no tiene frío. Ya no.

El calor sube con los recuerdos, hacia la garganta. Allí donde se forma ese nudo de nostalgia que ata todos los besos que aún no ha dado.

Sus ojos siguen perdidos en el agua. Ella viaja.

Se pierde entre las sábanas de aquella noche, en la boca que devoró su alma entera. Flota en esos brazos que sostenían su delirio.

El mar ruge, ella sonríe.

El mar no está lejos, no está helado, pero aún no es el momento de sumergirse. Todavía no. Aún quedan mareas por llegar. La luna las domina.

Ella está callada escuchando el mar. Susurros suaves, como aquella voz que recitaba su nombre en la madrugada.

El viento sopla, ella se calma.

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