sábado, 3 de diciembre de 2011

TORTURA






Se quedan, a veces, en la sombra de tus pensamientos; en la linea indefinida que separa la luz de la oscuridad, a punto de cruzar esa puerta imaginaria que solamente tú puedes ver.


Inconexos a veces, otras absolutamente irremediables, esos retazos de pasado, perfectos o imperfectos, se anclan en nuestro pensamiento como rémoras infinitas en busca de una salida airosa.


sonidos, luces, olores, formas… A veces intangibles se empeñan, una y otra vez, en asaltar cualquier resquicio de tiempo a la espera de nuestra atención para seguir torturándonos con un recuerdo que no podemos fijar.


Otras veces son de una claridad increíble. Un perfume, una melodía, una imagen, el párrafo inconexo de algún libro leído hace tanto tiempo… y son títulos que escapan a nuestro recuerdo y que nos torturan, haciéndose dueños de nuestro pensamiento, mientras al reproducirlos y rebobinarlos, una y mil veces, continuamos con la esperanza de recordar aquel título, aquel nombre, una situación…


Pero los peores son los que tienen dueño, los que llevan asociados nombres y apellidos y qué, para bien o para mal, solos o en compañía, en cualquier momento se tatúan en nuestro ánimo y nos torturan con sus susurros, sus bailes, sus llamadas, sus risas, sus momentos...


Torturas, las torturas de nuestros pensamientos, de nuestros recuerdos, que nos hacen náufragos de mares que seguramente, no quisiéramos visitar.


Son una tortura a veces dulce, otras cruel.


Tortura.


Atrapada en los momentos una veces alcanzo aún a sentir tu olor, y otras, duele no sentir tu piel.


Tortura por ser inacabado, porque aún resta olvidar cada caricia.


Y en cada soneto que nos dijimos, quedan rastros de nosotros, y en cada risa añoro la tuya, aunque disfrute la nueva, no es la tuya.


El ayer se confunde en los parámetros del hoy, todo distinto, con imperfectas perfecciones, pero sigo buscando tú perfecta imperfección, qué distintas palabras, para decir, te recuerdo, tortura.


Cruel, por seguir siendo parte de mis pensamientos, dulce por serlo.


Tortura.

2 comentarios:

  1. No me gusta leerte tan triste, cuando leo tus textos miro la foto de una playa, busco tus ojos y miro dentro, dios como me gusta lo que veo.

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  2. Y sin embargo anónimo, es la misma persona, sólo cambia que la de ahora tiene cicatrices y heridas y algunas son tan recientes, que aún sangran y escuecen...pero te prometo uno con sonrisa prontito.

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