sábado, 10 de diciembre de 2011

Deja que sueceda





Mira como ha cambiado el paisaje. Deja que los ojos paseen, observa , hay matices distintos. Los ves?

Y desconcierta.

Hubo un día en el que todas las puertas estaban cerradas, los postigos de las ventanas se habían encajado.
Pero el viento trajo un soplo a tu tejado, que removió hasta los cimientos.

Y sopla, sopla enloquecido contra las paredes de esa piedra que hoy tiembla.

Y no duele, como pensabas que lo haría. No ha sido inmediato, es como una estación, tiene indicios de que llega, pero no te lo crees hasta que todo tiene otro color y otra temperatura.

No quieres reconocer que se deshizo el hielo, que asoma una brizna en algún lugar, pero el verde te ataca el alma, huele tan bien…

De que tienes miedo? De pisar la hierba de nuevo? O de que se note que siempre esperaste, en el fondo, tumbarte en ella a mirar el cielo?

Y qué, si es así?. Te equivocaste, no sufro, esto es brutal.

Entre todos los bosques escogiste este para correr libre bajo su sombra, junto a sus raices, por muy profundas que sean. Pasea despacio ahora, respira, deja que te vaya envolviendo.

Llegarán otras estaciones en las que verás como cambian los colores, como las hojas viejas van cayendo y compartirás con el bosque los nuevos frutos.

No importa que luego la nieve vuelva a cubrir el suelo, ya serás parte de ese invierno, blanca y fría en un momento, brillante y cálida en otros amaneceres.

Pero libre de sentir, por fin, sin miedo.

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