lunes, 17 de septiembre de 2012

Sueños






De vez en cuando visito a mis sueños rotos, a los que dejé en ayunas para que fenecieran. Pero, aún débiles, se resisten. Sólo, de vez en cuando, me despojan de esa cierta serenidad que vas alcanzando con el tiempo, de la calma que te regalan los años (que no sé muy bien si será calma o plácida resignación), para recordarme que mi fortaleza es frágil, que no todo está hecho. 


Aún débiles, vestidos de hambre y sed, piden rescate. De vez en cuando también, consigo atrapar alguno. Entonces encajo sus piezas, lo rearmo, lo acomodo en mi almohada, dejándolo libre de desencantos, sintiendo el sabor de la victoria.


Si, de la victoria… porque las victorias más queridas siempre fueron fruto del esfuerzo, del coraje. Cuando consigo rescatar ese sueño, que quedó atrapado entre la impotencia y la desgana, o simplemente entre las perezas del olvido, me siento victoriosa, fuerte, ganadora.


Hoy no es uno de esos días.


Hoy regresas rebelde sueño, para recordarme tu ausencia. Me dices al oído que te busque, que me esperas, que me gritas que te encuentre, y me siento torpe. Torpe porque no supe encontrarte, porque desgarré el tiempo luchando entre esperanzas y miedos, porque me dejé herir en batallas creyendo que allí estabas.


Porque atravesé noches vestidas de soledad, creyendo que al amanecer me despertaría tu sonrisa. Porque mi alma te reclama, te grita, me ensordece de tanto pronunciar tu nombre y cuando despierto.. no sé cómo te llamas. Torpe, porque siempre tuve la fe de encontrarte pero no supe hacerlo.


Tu amor por mi me ha permitido conocer el significado de palabras como emoción, sensibilidad, autenticidad, calor, fragilidad, fortaleza, ganas o pasión.
Mi amor por ti encendió todos los rincones del universo.


Nuestro pacto permanece intacto. Tu lugar en mi alma también, acomodado vives, pero no logro dibujar tu rostro. Hoy es uno de esos días en los que no consigo descifrar los mapas que me llevan a tus brazos, que sin embargo presiento.

Hoy es uno de esos días en los que me gustaría poder contarte mis otros sueños, diciéndote al oído que tú fuiste el mejor de todos ellos. El más querido, porque formas parte de mi.

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