50
No es un número significativo. En
realidad no me dice nada especial.Pero me lo voy mirando, y llego a la
conclusión de que lo es.
Cinco décadas, en uno días. Medio siglo.
Media vida.
Y un repaso. La vista atrás. Con un par.
Los recuerdos, que van llegando. Nena,
que te rompes.
Y tengo que sacar este nudo por los
dedos, para variar. O me ahogo.
La cabeza a vueltas con tantas imágenes
que me han asaltado de golpe. Las comidas familiares, aquellas fiestas con los
abuelos, tíos, vecinos del barrio. La familia. Las navidades. Y como no, los
cumpleaños…esos que por la cercanía de
tanta fiesta, nunca he celebrado.
Media vida.
Hemos crecido media vida, y la goma invisible
del tiempo ha ido borrando del álbum de
la realidad casi todas las siluetas. Me falta casi todo.
Es lo que tiene vivir, que una parte va muriendo
mientras crezco.
Y lo
que soñé con quince años, sigue hoy siendo un sueño,
Nací un 27 de diciembre. Era invierno. Casi
una inocentada, como mis relaciones,
como ese helado que se cae justo antes de saborearlo.
Media vida. Y su recuerdo. El de todos
los que ya no volverán a estar en esta vida mía.
La vida se nos lleva. Se los lleva. Pero
vivirla, aunque nos cueste la muerte, es un precio bajo para esos momentos que creíste que se cumpliría
el sueño.
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