No me des la mano si no deseas caminar
conmigo.
Deja de mirarme por dentro, con esa
certeza de que soy tuya, si no vas a venir a llevarme contigo.
No me respires, no me dejes paladear tu
piel, si luego te la llevas a rincones oscuros, lejos de mis manos.
Aparta de mi tu pensamiento, no me
permitas recordarte, si no es para fundirnos juntos en otro duelo a muerte con
el tiempo.
No me saques una sonrisa, no me tortures
el recuerdo con melodias malditas que me obligan a bailar con el aire.
Suelta todas las cometas, esas que nunca
volastes, la que me ata al suelo de tus pasos, y desata mis alas si no vas a
rasgar por mi todos los cielos.
No me hagas preguntas con respuestas
afiladas, si no quieres que te responda una vez más con pedazos de mi alma.
Sueña en otras madrugadas, no me duermas
entre tus sombras sabiendo que veo cada una de las lunas que te roban la noche.
No me busques en otro lugar donde sabes
que no voy a repetirme, si no estás seguro de querer encontrarme donde
recuerdas que estoy.
Aparta tu mirada de los mares helados
que me hieren y acerca tu rostro apenado al calor del fuego que te espera,
si es que quieres volver a encontrar lo que perdistes, lo que añoro.
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